Serena alborada con tintes azulados
rayados de pardo y castaño amanecido,
rayados laureles y pinos que en sus ramas
parecen de otoños, hojas trigueñas,
noche que aprisionaste, alborada me liberaste,
de sueños etéreos, la realidad me acaricia.
Inhóspitas sabanas arboladas
que en sus entrañas lactan las aves,
delicada sinfonía en coros matutinos
escucho tu voz en cada melodica alborada.
Abiertas cortinas del cielo cegado en el dormitar,
en su lecho despierta el rey solsticio,
en los amaneceres despierta la luz de tu mirada
irradia el silencio palpitar de tu alma.
A una alborada he de compararte mujer,
serena, silente, iluminada presencia,
de brillos áureos colgados en tu pelo,
melodía matutina cuando escucho tu voz,
lumbrera del alba de mi alma oscura.