El viento sopla entre los juncos desnudos de un paisaje tristemente abandonado
y el sonido del silencio es la ausente melodía que aún me sigue haciendo daño.
Te imagino en cada una de las lágrimas que humedecen este rostro ya cansado
y en cada arruga de la piel que me recuerda esos años que se fueron marchitando,
también te imagino entre las cosas que solíamos hacer y que ahora ya no hago
y cuando pienso en las caricias que en mi cuerpo siempre fuiste dibujado.
Entre los pliegues de las sábanas y el sonido de la lluvia que golpea contra el suelo,
te imagino entre las flores donde siempre yo solía distinguir el aroma de tu pelo.
El silencio embriaga mi nostalgia mientras llueve al otro lado del espejo,
como eterna despedida que te hiere... y te va calando lentamente hasta los huesos.