De la razón tener siempre
nunca se ha logrado nada,
por creer lo que nos dicen
con la mente dominada
nos mantienen desde siempre.
Ni la razón tiene el otro,
ni tú la tienes, iluso,
se trata de cuestionarnos
si nuestro propio discurso
no lo pronunció antes otro.
Dar un hecho por sentado
aunque lógico parezca
nos impide progresar,
que es al nada cuestionar
imposible que aparezca
un concepto renovado.
De lo anterior se concluye:
el que quiere ser mejor
no lo presume al hablar,
lo demuestra al mencionar
de lo que piensa al autor
y sobre el mismo construye
una propia conclusión.