La multitud de la gente
y tu en la distancia
te observo y recuerdo,
todas las veces que pedí, que rezaras por mi
debajo de es tunica negra
que te dirige a una costumbre
y a mi, me entierra en la trizteza
por no saber de ti.
Caminas sereno y tranquilo
en el altar
que te a llevado a tal vocación
y a mi a una cruel destrucción
donde tu no me defiendes, me dejas morir.
Tanto tiempo de no saber de ti
Tanto tiempo de no saber de mi
si no es por la noche buena
nunca nos encontramos
ni nos miramos.
Ha pasado casi un año
estaba segura de que ta había olvidado
me había alejado, incluso me había enamorado
rompí la cruz que bendeciréis
pero me he dado cuenta
que no te he superado.
Tu aya, y yo aquí entre la gente
mientras el lugar
se invade de aroma de incienso
y se mezcla con tu presencia
mientras que de la boca del cura
salen palabras
“perdonen al pecador
a nacido nuestro señor ”.
Recuerdo tu ultimo mirar
y tu al parecer también recuerdas
quien soy,
sonríes y agachas la mirada
cuando me doy cuenta
que tu me miras
cuando te ignoro
y pienso donde estuviste.
Ahí estabas como siempre
con la sotana negra.
Que te marca a una nueva vida
pero al parecer también me as estrañado
por la forma en que nos miramos
sonriendo y mirando hacia otro lado
para que nadie notara
lo que nos pasa
solo seran momentos que quedaran congelados
y tragados por las paredes.
Cantan el canto de salida
aquella melodía que siempre suena
cuando estas ausente
que me hace recordarte
agitando el estómago, matando
el corazón y enojando el
el alma.
Ahí de nuevo estábamos
dejando muchas cosas para recordar
sin decir alguna palabra
ninguna mirada
solo nos marchamos de ese lugar
sin despedirnos.