Grito hacia la Meca.
Arrancarse las venas,
Para hundirse tranquilo y distante,
En medio del naufragio de los mundos.
Ay, cambiar de mundo,
A las aulas de los camaleones,
Para olvidar a la multitud que gime entre sus huesos,
Devorados por los manteles vacíos.
Ay, empezar a arrastrar con los zapatos deshechos,
Una roca a lo alto de una cumbre de una pizarra nevada,
Para convertir con una campana,
la piedra en plomo y el plomo en oro acumulado,
¿Quiero tocar esos disfraces Jesús?
Porque hermanos,
No hay nadie que dé ya nada.
Solo hay insectos por las farolas,
Que llegan para quitarte el pan y el vino.
Y un ejército de hormigas heridas,
Que han empezado su odisea en una canoa de arroz,
Que se hunde en una esquina de mercurio.
Maravillosos estímulos llenan los ríos y montes,
Con la fuerza de un universo infinito,
para quitar el hambre y la sed ,
a los que han puesto sirenas eléctricas,
y balas de plata directas al corazón.
Porque los que gimen de hambre en la hierba,
No son ya hombres,
Sino vampiros que aman la muerte,
Y hombres lobos que lanzan dinamita al rebaño.
Por eso hemos de gritar a tanto golpe que rompe,
Porque es lo que hacen las estatuas, los puentes, las casas,
Y los hombres antes de caer.
Angelillo de Uixó, desde hoy Mohamed de Uixó.