Quererte es mi mejor poema. Ninguno puede contar con la magia de las palabras si ellas no representan tu genuino encaje, cada rasgo tuyo lo matizo de atardeceres memorables, en donde un hombre se entrega por entero en pos de la dueña de su corazón. Es por ello que me dedico a quererte con el mayor frenesí. En las laderas blancas encuentro aposento para mis pensamientos. Es maravilloso ver como cada porción de ese mágico pendón geográfico, tiene la gracia de hacerme recordarte a cada instante, es cómo sí el destino estuviera leyéndome mis profundas notas de amor. Escritas desde el aposento del silencio. Aquellos impetuosos farallones, atizados guerreros de túnica blanca, hijos majestuosos de la cúspide retadora; me hablan de ti, me invitan a seguir en la emocionante aventura de adorarte. Una gélida brisa desciende desde aquel protectorado imponente; en donde cavilan las águilas de prodigioso vuelo. Cuando observo el espectáculo albo, sus águilas revolotear en cambote de alegría y libertad; siento que nuestra historia de amor tiene las alas para volar hasta el infinito de nuestros destinos. Piruetas en el firmamento azul con borbotones de manchones grisáceos. Son el presagio del futuro maravilloso que nos espera. Las barreras superadas por la certidumbre de una pasión inextinguible. Episodios de la historia sembrada en lo profundo, allá donde solamente nosotros estamos destinados a permanecer por siempre, en el idílico mundo que construiremos con la ternura que brota del collado hermoso de tu alma. Las águilas reinician su vuelo majestuoso. Extienden sus alas como abanicos que tratan de guarecer sus ocurrentes historias de amor con el cielo madre. Tú que estás en la atisbo de la hermosa ave, rasgas mi pecho para seguir volando hasta el nido de mi corazón. En el pináculo de mi espíritu está el cetro inmarcesible de un amor como ninguno. ¡OH, Tenues caricias del paraíso de las profundidades, traedme su mirada para que vuelva la luz a mi pecho, escríbeme su nombre en las entrañas para exhibirla entre los tesoros del museo de los adentros… ¡ Mujer esculpida en mi ser, este amor es la epístola de un hombre profundamente enamorado, que escribe con la pluma bendecida de su encuentro con tu belleza, que jamás dejará que su fuente de amor por ti llegue a convertirse en resequedad. Entre tú y yo siempre florecerás los crepúsculos, renacerán los verdes prados en todos los ecosistemas imaginables; siempre mi hermosa dama para llenar de amor la canasta de mi vida…
Alexander Cambero