Te amo con un amor que no se acaba, con la misma intensidad de un mar embravecido, te amo desde el centro de mi.
Ese amor que es eterno, loco, mágico, soñador, pero serio y realista al mismo tiempo.
Mi corazón no hace otra cosa más que añorar tu llegada, mis labios no desean otros labios más que los tuyos.
No hay nada que me gustaría más que estar abrazándote, en silencio, así, sin decir nada, a oscuras, sintiéndote desde adentro, sintiendo tu piel, tu respiración.
Para poner fin al silencio te diría palabras tiernas al oído, te diría cuanto me gustas y cuánto te quiero; te diría que te quiero para mis amaneceres, te diría que te quiero para mis 24 horas diarias de rigor.
Tu boca se hizo para la mía, con cualquier otra persona tendría sexo, pero contigo hago el amor.
Esto es un homenaje a la poesía, a la poesía de tu cuerpo, a la poesía de tus labios, a la poesía de tu carne.
Para que no olvides que aquí estoy, te dedico este poema.