Tus labios,
barreras impenetrables son,
ninguna persona es digna de ellos,
ni siquiera yo.
Hermoso semblante,
que tocado no puede ser.
De tus majestuosos ojos
son testigos los míos.
Tus cabellos castaños,
tocan mi corazón.
Con rabia lo acepto
al no poder tenerte junto a mí.
Al ver tus bellos ojos me encuentro,
con el alma más pura del universo,
mas yo,
¿qué puedo hacer?,
Atado de manos me encuentro,
con el único consuelo de poderte ver.
Y, si proso estos versos,
¿acaso ella lo podrá ver?
¿Acaso afectará su manera de pensar,
o descubrirá lo que siento?
Enamorado de ti me encuentro,
aunque sin decírtelo demuestro,
Embobado por ti.
Hermosos estos versos pueden sonar,
pero ella nunca ha de leerlos,
para nuestros corazones,
nunca matar.
¿Acaso el deseo, de este humilde corazón
se realizará?
Angelo Puccio 2015
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