Lalonganiza

Taiga

 Bosque boreal, brumoso bioma,

todo territorio inhabitado

cubierto de vastas coníferas,

sembrado de píceas perennes,

tupido de lobos y nieve,

salpicado de soledad y monotonía.

¿Qué te trae a mis vanos delirios

de puente invernal entre tundras y abetos?

¿Qué te mueve a querer florecer

en mis versos noveles y yertos?

¿Acaso pretendes ahogarlos en hielos perpetuos?

¿Acaso deseas devorarlos en frío?

¿Acaso podrás apelar a tu gélido manto,

a tu omnímoda flora,

a tu omnívora fauna

para disuadir estas súbitas ganas

de hibernar en tus níveas entrañas?

No, no lo lograrás, querida taiga;

helos aquí, tibios y secos.

Buen intento.

Dime tú,

¿a quién pretendes congelar

si estos míseros pesares

han luchado y han sufrido

y al brutal golpe glacial

de un amor no correspondido

incluso han resistido?

Dime tú:

¿acaso existe algo más frígido?