Paseé mi boca por tus besos
en aguda y socorrida llamarada,
de hielo... los versos menos tiernos...
de fuego... la prosa de mis labios,
en mares asaetados de cordura
volaba un ave enamorada,
de la vida... que por vida...
ya no era lo suficientemente pura,
para no necesitar jamás
de extraño espejo...
en los valles asaetados por la bruma,
mi alma se entrelaza con la aurora
en campos encendidos de cordura
extraños ecos laceran hoy mis labios...
zaheridos de nardo en sus alburas,
de etéreas soledades
mis versos hoy se visten...
ni Salomón las gozase en triste reino,
más nunca cubrirán... la extraña palidez
de su labio enamorado...
en el imperio imprevisible de mis dudas.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.