Agustinfranco

Hola Soledad

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Hola gentil dama,

nodriza manifiesta de mis inenarrables vicios.

Otra vez conmigo infaltable compañera,

que no riñes ni la más dañina pasión.

Bienvenida a mi noche.


Quédate conmigo y zambúllete en mis licencias

cuan mancebo orgulloso de su fértil desnudez.

No me temas soledad.

Ya me hiciste cómplice de tu mundanal y arrebatada vida

y no es fácil que te deje ir pronto…


Y si temes, te puedes unir a mis orgías

hasta perder la vergüenza y la razón.

También seré tu celestino.

El cómplice de tus desenfrenos y de tus ilapsos.


Podemos compartir vicios oh soledad:

compartirlos y vivirlos hasta la saciedad suprema. 

Hasta el más consumado de los excesos.


Juntos nos acorazamos de los reproches

aquellos que conjugan el oscurantismo

y el temor para envidiarnos.

Y disfrazan su envidia con sermones,

reforzados por catervas decorosas.


Juntos podemos renunciar al cielo

ofrecido desde siempre.

Podemos construirnos nuestro cielo

y compartirlo con Dionisos.


Has encontrado al más concupiscente de tus compañeros,

te lo digo.