Hoy quiero contarte que si escribo
tal vez no es porque quiera,
ni tampoco es destreza innata o porque pueda,
yo escribo, para que en cada una de mis letras
al menos una parte de mí no muera.
Quiero sobrevivir al tiempo navegando en un verso,
mientras el polvo de alguna estrella acaricia
con su manto de noche el recuerdo de mi vida,
ese vacío lleno de ausencias y besos añejos.
Y en ese viaje de letras y poesía quiero sentirte,
quizás prendida como un botón de cielo,
como el viento donde viaja el cantar de los poetas,
o en la esperanza del latido que tú inspiraste.
Escribo para que puedas encontrarte,
escribo para que no mueras,
para que con la voz de mi pluma
puedas comenzar de nuevo el infinito.
Escribo para nunca jamás perderte,
para confinar en el papel a tu partida,
para que pueda con cada estrofa
debelar al beso de tu ausencia.
Y escribo para que leas en mi carta,
el amor que mi existir ha escrito
en las letras de mi alma,
que buscan un lugar en el universo,
donde acudir a toda tu melancolía,
a toda tu alegría, a todos tus besos,
a todo lo que alguna vez fue mi vida.
SALO.