Alguna imprudente estrella celeste está proyectando tu sombra
Y en la negrura del firmamento, envidiosa se ha encontrado
Con tu sonrisa endulzada en un beso y poco a poco
Comienza el eclipse a tu boca comerse,
Otros astros han hecho lo mismo y sus sombras
Comienzan a drenarse en tus ojos, en tu cuello,
En tus manos, en tu piel y en lo que por ti yo siento.
Existió un tiempo, cuando la lluvia caía de los nubosos vergeles
De la luna, no había sombra celeste capas de mancharte,
Tenías alas y volabas en la temblorosa gota de mi pupila
Y no había belleza más grande que poder yo verte y lloverte
Con la vista, mirar tu acróbata sonrisa con su gancho
En el de mis labios sostenerse. Te busque como quien ha perdido algo
Sin que te haya tenido ni una sola de las veces,
Aun así sí te perdí, y el tiempo convirtió las gotas de la lluvia de la luna
En negras golondrinas que emigraron a dónde van los granos de arena
Que el tiempo desgasta y acumula en grietas o dunas sin poder detenerle.