Hectorin caballero

Sobre el mito de Tlaltecuhtli

 

Tú no eras varón ni fémina 

Sino bestia de piel dentada;

Por compañeros tenías 

Al aullido del silencio y el eco mudo

En la oscuridad brumosa del vacío.

 

Las serpientes emplumadas 

Pactaron tu homicidio y arrojaron,

¡Oh! Encarnación del caos, 

Tu abominable cuerpo sobre las aguas.

 

Se extiende el lamento, ser materno,

A través de tus carnes; obligada nodriza

A engendrar vida con tu dolor eterno.

 

—A su historia refleja luna bronceada,

¡Flama cirial de la memoria pasada!