I
Venir la oigo
y tan deseada de mí,
que pálido y costroso
se me queda el rostro.
II
¿Por fuera tengo alegrías?
Llantos poseo por dentro
porque sé que fuera,
no tengo ni el aliento.
III
La muerte que llore quiere.
Él me dice: \"ríe no llores,
ya que ese llanto
no riega las flores,
ese llanto no llega siquiera al manto\".