¿Quién sabe del amor y de la dicha?
¿A cuantos toca con su dardo envenenádo de placeres,
el atrevido Cupido, de todos esperado y deseado?
¡Yo soy uno de tantos por siempre enamorado!
¡Amé y amo con fruicción empedernida!
Amé y amo de la mujer;
El dulce almíbar de su cuerpo.
Su elegante y fino gesto.
Su espléndido candor.
Su entrega al compartir.
El delicioso tacto de su piel.
Todo cuanto compone su esbelta figura.
El suave arrumaco de su voz.
El relumbrante mensaje de sus ojos.
Sus manos sobre mi nuca.
Su boca enamorada.
Y ese momento de sucumbir,
unidos y abrazados.
Después ya, caricias y susurros,
queda en lo inmediato.
Solo alimenta pensar en el retorno
del placer, en el mañana cercano.
Y volver a subir a lo más alto.
Y sentir, sentir,
sentir la vida.
20,20h-8.8.2012
I.P.Mariblanca