Son los ojos en la piel, la felicidad del hambre,
es la confusión de los ciegos, la paz de los incrédulos.
Caminar sobre las aguas de magma, sentir el calor
hiperbólico..., sonreír desde las ruinas del dolor
hasta el extremo cardiaco de la sonrisa desgarrada
en la boca apretada al pecho del gozo...,
El Salvador bajando de las estrellas
con su lazo de látigo en la consciencia
de la fe esquematizada en falsas contra-adicciones,
mentalizar el porvenir en la soberbia de los humanos,
competir con la grandeza de un Dios invisible,
dejar de creer, de creernos, de crearnos...,
hasta ser invisibles como él,
hasta ser Dios inmolándose
en una tumba angular
de cuatro efectos básicos,
vivir
dejar de creer
morir
ser nada
...y borrar para siempre la huella del ser humano
en la víspera del regreso de las emociones...,
la sensibilidad artificial en el presente...
-Hipócritas sentir amor y paz,
hipócritas pensar en el otro,
darle un beso en la frente
y proteger su alma
como sí fuera el ave
que crea la jaula
cuando deja de creer en él/