Él quiso ser marinero y un capitán quiso ser
y un barco llegó a tener navegando por el Duero
y en su mástil un te quiero grabado quiso poner
para que pudieran ver lo mucho que yo te quiero.
Iba de aquí para allá de su barco disfrutando
y a las gentes saludando presumiendo de arandino
aquí un buen trago de vino, recuerdos a todos dando
y en sueños alardeando anunciando sus destino.
Y vio allí a Gerardo Diego y a Machado y a Unamuno
al tiempo que a uno tras uno se aproximaban mirando,
vio a Rosales caminando y a Bécquer cual un tribuno
y en sus versos a Neptuno y hasta a dios vio imaginando.
Soñaba que en alta mar con piratas se encontraba
y a cada paso soñaba qué zurra les iba a dar,
y entre soñar y soñar una pavesa malvada
se aposentó en su mirada y el barco fue a naufragar.
©donaciano bueno
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