No hay nada más sublime,
Que las nubes bajo el sol,
En el cielo jugueteando,
Con el viento o las estrellas.
Cual trocitos de algodón,
Que eleva una ventisca,
Volando en el otoño,
En la noche y en el día…
Te veo y te recuerdo,
Bajo esas bellas nubes,
En esa hermosa tarde,
Con el sol por sobre mí.
Con el claro de tus ojos,
Reflejando la belleza,
De ese día a esa hora,
Como un lago de algodón.
Con el brillo de tus niñas,
De esos ojos que atesoro,
Deslumbrando mi vida,
Mi tarde de añoro…
Incluso en esos días,
Que la oscuridad cubre los cielos,
Y en tus ojos,
Yo veo miedo.
Siento tristeza,
Soledad,
Melancolía,
Nada más.
Incluso en esas tardes,
De gran inseguridad,
Veo el claro de tus ojos,
Sin importar, cuan opacos están.
Pues como apreciar,
El sublime espectáculo que es tu amor,
Sin antes saber contemplar,
Las más oscuras de tus noches.
Con las nubes te comparo,
Pues ellas siempre me acompañan,
En las tarde solitarias,
Al regreso de la U.
Por las ventanas del transporte,
Yo te veo,
Te contemplo,
Allá, en el cielo…
No hay nada más sublime,
Que las nubes bajo el sol,
En el cielo jugueteando,
Con el viento o las estrellas.
Te veo y te recuerdo,
Bajo esas bellas nubes,
En esa hermosa tarde,
Con el sol por sobre mí.