mi corazón abreva lejos
miro la lluvia que me sigue
entonces recompongo mi traje blanquecino
de a poco mis escasas monedas doradas se oscurecen
y salgo a pedir limosna entre los pobres
muy quieto observo la turbia luz
me enmaraño entre las hojas de la noche
soy Juan el sucio que me ofrece fumar
sus manos llagadas estrechan las mías
sus manos más limpias que las manos de un banquero
y también soy la cantante loca que en la plaza se aplaude
y muere tras telón de frío
soy todos
y también yo
que llevo hacia tí mi pensamiento
(dulce tez amoroso cuello
cuerpo hondamente humano)
si volvieras
como una gota
como un palacio en un día de lluvia
o una tardecita apenas
yo alejado
creyendo que el amor
es un caminante que siempre regresa.
G.C.
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