Pacorro

El Joven Manuel

Cabalga la llana montaña

hacia su cabaña

el joven Manuel.

Solo piensa en el cariño,

que le dará el niño

y su joven mujer.

Pero no sabe Manuel... Pero no sabe Manuel.

 

Que le siguen dos mil pistolas,

que buscan la hora,

de acabar con él.

Porque le han confundido

con el asesino

del atardecer.

Y no lo sabe Manuel... Y no lo sabe Manuel.

 

De pronto se oyen disparos,

Manuel aterrado

no sabe que hacer.

Hinca la espuela al caballo,

quiere como un rayo

desaparecer.

Y no hay tiempo para saber... Porque le siguen a él.

 

Y cuando llega a su casa

cuenta la batalla

al niño y su mujer.

Ambos callados le miran,

Manuel no se explica

el silencio aquel.

Y es que no saber Manuel... ¡Qué es un fantasma sin piel!

 

Que su cuerpo quedó tendido

en la llana montaña

al anochecer.

Que al lado tiene a su caballo

que no tubo tiempo

de echar a correr.

Y ahora no sabe Manuel... que vaga sin rumbo y sin piel.

 

Por eso en la puna

la luna lo acuna,

que no era la hora de Manuel.
De ahí que el misterio,

del gran Universo,

aún no vino por él.

Y ya sabemos porqué... y aquí ya sabemos porqué...

 

Aún se ve cabalgando, en la noche,

la llana montaña

hacia su cabaña

al joven Manuel.