Voy a montar el tiempo para que mis palabras no queden en el pasado y mis te amo esten siempre presentes. Anidaré en el hueco de sus alas y desde ahí, mis emociones màs puras te envolveran en sus aromas perfumados cada segundo de nuestras vidas. Cultivaré tu amor, lo alimentaré de palabras dulces y caricias delicadas, detalles agradables. Abonaré tus sensaciones, compondré versos en tu honor y canciones que pregonen por el universo los más sublimes sentimientos que me inspiras. Diré a cuantos me quieran escuchar que mi amor te pertenece y que eres la musa que me inspira, la dueña y señora absoluta de mis sueños, la energía que me mueve y la más grande razón de mi existencia.
En estos términos, clara y tiernamente el sol declaró su amor a la Luna y ésta, ruborizada, le entregó su amor cautivada con el hechizo de sus palabras.
Cada noche se aman desde entonces y alborotadas sus emociones, la luna resplandece e ilumina con su tenue luz a los enamorados en la tierra, influenciándolos e induciéndolos al amor.