¡ EUREKA!
No sabe del amor quien no la ama
ni goza de la vida aunque respire,
que loco aquel mortal que no la admire
o ignore los encantos de tal dama.
El alma del poeta la reclama,
espera que se acerque , que lo inspire,
no es algo que se toque o que se mire,
es algo que con furia se derrama.
Se viste de magníficos colores,
de ninfa, mariposa o de ilusión;
es ella la más bella de las flores.
¡Eureka! gritarán con emoción,
aquellos que consigan sus favores
y logren encontrar la inspiración.