Ya hemos aprendido
a dejar...,
a nada retener..,
a ir siendo...,
en la dinámica de la intensidad del ser.
y nos encontramos,
en un instante atemporal
con el secreto del destino.
Te veo...
y tiemblo en el asombro
con un intento imprevisto.
Te miro...,
te observo...,
y fluyes dejándome tus espacios
para sorberte en cada llegada.
Desde la cúspide...,
dentro del secreto que nos regala el camino.