No deseo saber
quien abraza tus noches,
ni enterarme de quien
se mira en tus ojos
me basta con saber
que vivo en tu alma,
que eres la presencia
cuando mi ojos descansan.
No deseo saber
quien roba tu aire,
ni quien ocupa la sombra
de tu cuerpo en la noche,
me basta con saber
que duermo en tus sueños
que eres quien
en mi almohada se posa
cuando mi cabello reposa.
No deseo saber
quien eleva tu mástil
ni quien apaga
tus deseos carnales
me basta con saber
que enciendo tu fuego
y ardes en la ilusión
de quemarnos
en esta caldera
que erupciona
con la fuerza que lleva
a los cielos eternos.