Hola querida, soy un ladrón, muy buenas tardes.
Vengo a darte el amor y a robarte, cada beso en cada instante, y
de una mirada, desgarrarte el corazón.
No tengo buenas intenciones, y aunque piense mis acciones, siempre quiero verte sonreír.
Querida, amada, princesa, eres una hoja al viento abierto, que si bien dice algo cierto, es algo que tengo que borrar.
Perdona por la manera brusca de saludar, pero mi amor por ti es violento, es un volcán en erupción, pues hoy tus ojos han llorado, tus deseos me han llamado, para que venga a rescatarte, a darte amor, a abrazarte, a cambiar un sueño en ilusión. Te encuentro desnuda, derribada sobre el mundo, por un inmundo vagabundo, que ha cambiado tu seguridad en una duda. Vengo a decirte que existe alguien que piensa en ti cada segundo de la noche, que llora y ríe al ver una foto tuya, cariño, allá muy lejos, aunque nadie vea la luna en el día, hay alguien que respira por ti, que vive por ti, que respira la esperanza que lo mires y lo admires. No preguntes por él, él es un ser muy frío, que sólo tu puedes derretir.
Me ha mandado El Príncipe de China.