Tendiendo el día su tarde, para dejar que entre la noche, con ese desdén de sufrida ternura, no dejo de pensar un segundo, ni minutos, cuando a mi mente llega como gotas de rocío de mañana, envueltas en olor fragante de pino húmedo, el murmullo de tu recuerdo, que aviva la sangre de mi cuerpo, hierve de tal manera que no puedo soportar sentir el miedo, ese miedo que invade a mi corazón, cuando se que no te veo, déjame seguir contigo, dejarme soñar tus ojos, quiero tocar la silueta de tu cuerpo, en la humedad del mío.
Deja que llegue todos los días, deja que viva todo los años, deja que muera conmigo ese murmullo que me tiene vivo, ese murmullo, el murmullo de tu recuerdo.
J. Echeguren
Por la tarde de este día soleado…
Marzo de 2010
© 2010 Todos los derechos reservados Jorge Echeguren Escobar