julio de guernica

Primavera en otoño...

 

Llegó temprano la noche

del comienzo del otoño;

en la ventana la lluvia

traza húmedos esbozos,

y el viento gime en el patio

con un lánguido sollozo.

En el hogar encendido

se vuelven brasa los troncos,

y frente a él, en el suelo

nos miramos a los ojos…

Con el pelo negro suelto

cayendo sobre tus hombros,

y la luz de tu sonrisa

iluminándolo todo…

Con los labios entreabiertos

ofreciendo los tesoros

que guardan todos los besos

que me darás ya muy pronto…

Te miro y estoy temblando,

Te miro y me vuelvo loco,

tu piel dorada de estíos

se me acerca poco a poco;

y en el cáliz de tu aliento

al sumergirme me ahogo…

Te miro y al contemplarte

se me humedecen los ojos,

porque al verme en tus pupilas

me estremezco y me emociono;

y al aspirar tu perfume

todos mis sueños corono…

Que nos importa que afuera

haya empezado el otoño,

si en nuestra piel las caricias

florecen como retoños,

de primaveras eternas

que son solo de nosotros…

Si al descubrir el misterio

del universo en tus ojos,

se me llena toda el alma

de fantasía y de gozo…