No puedo renunciar
No puedo renunciar
al silencio de tu eco dormido
sobre mi vientre agitado que te grita
en suspenso
robándome hasta el aliento
a poder decir
lo que otras no te han podido.
No puedo renunciar
a lo material de un cuerpo
que al amar
se siente virgen de caricias
tan de los dos.
No puedo renunciar
a tu manera
de decir mi nombre y no dejas
de que mucho me asombres,
porque nunca me agradó.
Y lo sabemos
que hay tantas coincidencias
entre tú y yo
cuando es tanta la distancia
de muchos
y se necesita tan poco.
No puedo renunciar
a las cosas tan bellas
que brotaron insignificantemente
entre los dos
cuando ninguno lo buscamos.
Todo tiene una razón
y la existencia de ambos
parece que ahí se cumplió.
No puedo,
no debo renunciar...
a lo que la vida
me puso en el camino
lleno de abedules
que llenaron mi apetito
con sus altos pinos
y en esa altura los sentidos
pusimos.