Tomo la palabra y digo:
no quiero que me adoctrinen,
que a mi espíritu le arruinen
y me tomen por mendigo.
Que a torturas me sometan
y eviten este suplicio.
Si han de sacar beneficio
prohíbo que en mi se metan,
que no me saquen de quicio
y a principios no arremetan.
Pues que de mí soy celoso
aquí grito ¡voto a dios!
no quiero uno sino dos
¡bendito abrazo del oso!
Ese apretar cariñoso
divino, no interesado,
que algún amigo te ha dado
y agradable deja un poso
para siempre recordado
tan lindo y tan afectuoso.
Que al trigo igual que a la paja
hay que saber distinguir
y nunca dejarse ir
por quien, aunque sea alhaja,
va en busca de otro interés
que te aprieta y ves que es falso
quiere llevarte al cadalso
y sólo te muestra el bies
agua que inútil yo embalso,
del escalón, un traspiés.
©donaciano bueno
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