No digas nada. Si pudiera inmortalizar tus palabras, paralizaría el tiempo con el puño de mis brazos. Arrancaría un beso de tus labios y con un te quiero uniría los deseos con la realidad. Formaría una tenue línea en el firmamento que abrazara el sol con las estrellas.
No digas nada. Deja que el aire fluya por mi interior como un día lo hiciste. Deja que nuestras promesas resbalen por nuestras sonrojadas mejillas. Deja que arda el fuego de nuestros delirios y que nuestras distraídas sombras se conviertan en una. Deja que seamos prisioneros de este sueño en la eternidad y que el olvido se borre para siempre de nuestra memoria.
No digas nada. Tú y yo, yo y tú. Sólo escucha lo que mi pecho enmudecido solloza. Sólo escucha como un guiño de pájaros en el universo enciende la canción de nuestro corazón, mientras emocionadas mariposas de papel se rinden sin control bajo esta inmensa pasión.