Pensé tomar la vida de soslayo
como aquel que allí pasa y no la viera,
con la cara ocultando en su visera,
cayera de improviso agua de mayo.
No la quise tocar pues me quemaba,
ni tampoco gritar por si me oyera
y más, negué a creer que ella existiera,
y mucho menos aún que me esperaba.
Y fue así que anduve divagando,
desde acá para allá con mi escalera
y con mis gafas de soñar, soñando.
Y ahora que la edad me viene dando
en mis ojos se cruza una alambrera
y en mis sueños me veo naufragando.
©donaciano bueno
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