– Dime, Dios, el gran motivo
de emprender mi aterrizar.
Si en tu cielo hay sol divino
y en su suelo oscuridad.
– “Para ser un infinito,
una estrella celestial,
has de sentir el gran cariño,
que atesora la humanidad”
– ¿Y cómo aprenderé ese cariño...?
– “un ángel con su amor te ilustrará”
– ¿y si en la tierra yo de Ti me olvido?
– “En tu ángel mi voz recordarás”
– ¡Allí hay viento, frio, y temo helarme!
– “Tu ángel en su piel te arrullará”
– ¡Qué allí no es como aquí, existe el hambre...
– “tu ángel, por ti, su pan ayunará…”
– Ya, mi Dios, he comprendido
tu motivo terrenal.
Y con mi ángel haré el camino
hacia la estrella más celestial.
Ya solo me queda una pregunta,
¿mi ángel que nombre tendrá?
– “Su nombre será tu gran ventura,
siempre lo llamarás MAMÁ...”
– Mua... mua... mua... ma... ma... ma...