Rio Grande
Incantable declaración de amor,
Rasgan la tierra seca, mágicamente
Sin cansancio por su huella, vital elemento
Y en la funesta piedra testigo, reposé mis cansados lomos
Mirando hacia arriba, fundiéndome tiernamente
Arropándome como una madre, tu abrazo
Por encima, allá arriba, Dios tomo su nombre
La roca perfecta
Todos tus caminos son justicia,
Agua hospitalaria cálida
Cristalina pureza,
¡Oh el regocijo de las truchas y bagres!
En tu vientre rio arriba
¡Oh Nogolí, tierra san luisita!
La sangre aborigen, al horizonte abriga
Eternidad que mi linaje acoge,
¡Oh rio de alma, agua de la peña!
Que brota sin la voz de mando
Obediente al itinerario,
Decir que soy puntano, indicar que me enrojecen las tardes
La espalda insolada de gozo
Que amo ser peregrino
Con los pies besando las piedras descalzo,
Que imponente gesto del bello atardecer,
Sumido, a tanta naturaleza
Se va mi energía a otros pensamientos
A otro cielo celeste e infinito.
He compartido la siesta, voces y risas,
Perenne fui venciendo el paso del tiempo
Cuando me eche a dormir profundo
Y solo ya la niña de mis ojos brinque
Recuerde mi niño, que ame estar allí con tus caricias,
Fija la mirada extasiada en tu belleza,
Coronando de cerros dorados, de verdes tiernos
Después de la lluvia
De mis ojos cansados, satisfechos de días.
Darío Ernesto Muñoz Sosa
Autor.