jesus leal

luna y el mar

La luna ya tiene dueño pero el mar no le importa
Que el hombre la adule, la pretenda, la visite,
no le importa que el sol celoso se la secuestre
catorce horas infinitas al día para siempre
que las nubes se la oculten en cortina celeste

No le importa que se interpongan 384.400 km de soledad,
pero cuando la ve de noche, de alegría hace olas,
su piel se pinta de plata reflejando su belleza
en su plenitud y la luna le provoca mareas,
tiembla y se agita de alegría, y bailan de noche al compás 
náutico del pleamar y bajamar, la luna y mar.