Han pasado los años
y aún perdido estoy en ella.
Reconozco que no conozco
el camino de regreso.
Aquí me encuentro merodeando
en su piel barnizada
y en sus piernas infinitas
quiero quedarme.
De sus colinas, curvos pómulos
desciendo a los valles de sus ojos,
surco en su iris,
río limpio y sincero.
Aquí descanso,
duermo en sus pestañas, fino bambú.
Me despierto en ella,
me pierdo y me encuentro hallándola.
Hundido en las arenas de sus labios
caigo en el abismo de su pecho,
en su cabello rizado
como un sauce llorón que resbala.
Oh, dulce fragancia
traspasas el viento hacia mi.
Oh, pequeñas manos
tiernas caricias conceden.
He visto tu esencia,
pura, transparente y callada.
Háblame o muero,
mujer, aquí me quedo.