Como alas de ángel que vuelan al olvido…
tras la ira del infierno seduces el dolor;
con tus ojos de ternura divina.
Quizá todo sea un sueño de mi parte,
más caigo a tus pies,
cuan ave solitaria.
Testigo de tus ojos,
ya inertes y llenos de sufrimiento,
más pude detenerte.
Pero en mi dolor…
en ese dolor tan inmenso;
que incrementa mi odio.
Y pienso…
abandono y después respiro,
un aire maléfico.
Con olor a azufre;
¿Será el infierno?
¿Será quizá la vida tan vacía que llevo?
Cuantas más preguntas
me haré antes de morir…
con un sueño muy lejano.
Esperando la paz,
pues para ti solo es burla;
pero no espero nada de ti.
Solo esa burla;
tan irónica…
qué es capaz de escapar de mi estado de ánimo.
Y aun así te vi…
tan solitaria,
y con ese dolor.
Que ni tú misma podías soportar…
ni tampoco ocultar,
caminabas cabizbaja…
Pero no me satisface tu dolor,
al contrario…
me duele también.
Pues no supimos cómo y dónde,
mantener nuestra felicidad.
¡Y tu sufrimiento lo siento!
Y no lo puedo soportar…
pues en el humo de mi cigarrillo,
aparece tu rostro tan hermoso.
E incluso te vi…
Ya tan acabada,
Sin ganas de vivir la vida.
Dejándote morir,
sola,
sin nadie.
Así es como te vi.