Te he estado pensando
en el arrullo de una mañana
fría y de vientos lentos que llevan
mi voz quebrada, recitante
de mis versos a tus oídos grandes.
Te he mirado desde la calle
y el avanzar de los días con un amor
verdadero justo y encarnado
en mis suspiros de aguadulce.
Te llego hasta los labios
con estallido de pasión,
te llego a tu ombligo
con ternura y descontrol
para posarme en tu vientre
suave, dulce y pasional.
Te llego a tus cachetes de durazno
tiernos empañados de vaho,
por un beso te llego
y por tu mirada me llevas
al amor más sincero.
Amor sincero donde
converge lo oscuro y lo claro,
donde los bellos demonios y ángeles
me hacen tu alquimista
para hacerte, en mis pensamientos, estallar.