A la mañana, flor de mausoleo,
víctima antigua, aleta jadeante
que marchitóse ayer como mutante
en el sagrado éter fariseo.
A la mañana! Tiempo entre blasones
lúgubres de minutos, y manchados
por la süerte misma de los dados
que abren en mis tejidos sus zanjones.
Se hizo de noche en mí, no puedes verme
cuando en la plena lid despavorido
huya hasta sol elíptico que duerme
plácido, en esa entraña que ha vivido
cual tiroriro en voz de pestaña doliente
que de un adiós ondea tan herido.
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David John Morales Arriola