La suave tarde recorría las colinas ,
que se dibujaban en mi frente .
Allí , donde mis pasos ,
se dejan escuchar ,
con la despedida del sol .
Que se sonríe con mi compañía ,
iluminando mi sentir .
Que se deja llevar ,
por las caricias de la brisa ,
y el suave observar de la luz .
Que pronto dormitará ,
a todas las montañas .
Así , seguí flotando en ellas ,
y mis ojos acariciaban el recorrer
de la vida silvestre ,
que volaba , a su descanso nocturno .
Luego , me dejé llevar ,
por el beso ,
de despedida ,
que me entregaba el sol .
El cual me llevó de regreso ,
a mi pluma ,
que sonriente me esperaba .
Y me dijo ,
deja que narre tu viaje .
Y los atardecéres ,
sean tan eternos ,
como los amanecéres .