¡Ah, si pudiera coleccionar tus besos;
al comenzar por el primero,
lo pondría en un marco de muchas emociones,
al compás de vibrantes corazones,
con destellos de bellos azulejos!
¡Ah, si pudiera coleccionar tus besos,
seguiría por el segundo de ellos,
que ahora descansa bajo tus cabellos,
adquiriendo el color de los cerezos!
¡Oh, que pudiera coleccionar tus besos;
me haría cargo de aquel que es tercero,
estuviera muy unido al que es primero,
por el reflejo que emanan los espejos!
¡Ah, si pudiera coleccionar tus besos...!
Autor: Bernardo Arzate