Mi lucha por ser colocado.
Meterse los dedos por los ojos,
para luchar por la vida,
meterse la lengua por el culo,
para estar siempre dispuesto a lamerlo,
ofreciendo un aspecto de riqueza y bienestar absurdo.
Soy una vaca, o una feminista americana,
gente señalada, sin llagas en la boca,
que enseña los dientes limpios de todo rastro de mierda.
Dispuesto a buscar por mil caminos yertos,
que las cosas rueden siempre bien.
Os entrego mi mejilla como almeja,
siempre cerrada al rubor y a la vergüenza.
Os vendo mi joroba,
para que pase por la piel de un camello.
Me quitaré los guantes,
para enharinar la sangre,
de los que se quedaron sin zapatos escalando los peldaños,
para abonar con sus pies los nardos.
Flores, flores,
os vendo cadenas y flores,
para que canten los ruiseñores,
su despreciable bienestar.
Hierbas, hierbas,
os vendo pistolas y vendas,
jeringuillas y microscopios,
contra los que luchan por existir con un bumerang,
que siempre vuelva a las esquinas.
Hasta que un día,
se abra la alcantarilla,
y acudan las cucarachas,
a devorar el edificio carcomido de marfil con una cuchara.
Donde habita cerca del cielo,
el Gran cocodrilo que nada en una burbuja atontado.
Y ese día de lucha,
abra al terminarlo,
pedacitos de cocodrilo para los niños,
nalgas de mona sacrificada en una bañera,
y rabo de toro para las hembras en celo.
Bajo el cielo estrellado y tembloroso,
desfilaran como cometas las antorchas por las calles,
aclamadas por un ejército de chicharras cantoras.
Mohammed de uixó.