Tu regazo, mi resuello, el espíritu de enredo,
quisiera arrancarme la espina por dentro,
quisiera desvanecerme en tu denuedo.
Si te veo desmayo y de inmediato despierto.
Si no te veo me adolece el crepúsculo y no duermo.
Quédate en la espina labrada de tanto amor quieto,
quédate y no te vayas ni por el furor de Zeus.
Amárrame el dorso a tus sueños,
siénteme la piel de lirios vivos y muertos;
desenvaina tu espada, clávala en el seno amoriento,
quítate esta ropa tan disfraz, tan silencio.
Quédate este día de santos
y ante tí me doblego.
Quédate, quédate te lo ruego.
Shalom Ferrin