Amarillo es el recuerdo
que pinta ella en el olvido,
cuando platica conmigo
de los años que ha vivido.
A mi madre le gustaba bailar,
y a mi madre le gustaba cantar...
vestir prendas bordadas en flores
y un bonito y largo collar.
Ella me enseñó a ser como soy
y el color de los campos de jade,
el sabor de un buen trozo de pan
y el tierno abrazo de una madre.
La observo sentada muy de mañana,
mirar tras el cristal cuando llueve,
dice ver pasar las horas en la ventana
esperando a mi papa por si vuelve.
Nació una mañana muy fría,
entre oraciones de amatista.
A mi madre le debo la vista
y a Dios gracias de que exista.