Nos fuimos queriendo poco a poco
Dos corazones furtivos, dúo de almas encandiladas
Bajo el manto de amores liberales y los Cielos de enero
Las pléyades escribieron su nombre
Veranos, inviernos calor de su pecho
Corazones agitados, de prisa con temor a ser lastimados
Su boca, mi recuerdo
En su sien susurre mi nombre, en sus labios grabe mi piel
Corazón maltrecho y tesoro de altamar
Ojos cafés, otoños prometiendo un mañana
hipnosis suave, jadeante color
las sabanas de aquel octubre aun guardan nuestra pasión
la ciudad fría, la urbe gris, se vistió en magenta
y esas noches solitarias se hicieron vagas, escasas
inaudito sabotaje! Se miraron los dos
dos almas solitarias que encontraron el amor