Mis ojos han observado
el eterno marchitar de la existencia,
mis pomulos han percibido
el color de las estaciones,
mis labios han probado
el sabor de la miel y de la hiel,
a la vez,
mi piel ha soportado
el cambio de la inclemente temperatura,
mis manos han encontrado
el idioma perfecto a través de taciturnos tactos,
mis pies han soportado
el dolor de los tropiezos...
y mi alma,
ese vital elemento,
ella ha llevado la mejor parte;
Ha encontrado la inmortalidad
en las letras.