Recuerdo vagamente el rozar de tus labios
cuando hablabas a susurros mirándome.
Tus palabras de aquél día se desvanecen,
al igual que el tiempo que ha pasado desde entonces
y sin embargo, mis ojos recuerdan los tuyos cuando me mirabas,
cuando rozabas mi alma con tus ojos y tu alma,
cuando, con una sonrisa inocente, me decías cuanto necesitaba.