Era se una vez...
que un viejo brujo a una princesa,
bella como una estrella,
con un hechizo,
reina la hizo
de la tristeza.
Ella podía amar y ser amada,
pero, siempre y cuando nadie la tocara.
El primero en acariciarla quedaría
convertido en piedra.
Cuentan, que ni siquiera el juglar
por su ventana le iba a cantar...
Todos tenían miedo que le rozará la hechicería.
Y solo allí, un simple bufón,
jugaba a su lado porque quería a su princesita.
La quería tanto, que su piel rozando...
Él le hacía reír,
en sus aposentos con el contento
de un abracadabra.
Y le hacía feliz, ¡Y le hacía feliz!
con cada hazaña de amor, que hilaba
con sus palabras.
Pero volviendo de nuevo a la realidad,
su princesita se echó a llorar
viéndose presa en una celda
de muro y yedra.
Y en ese instante el simple bufón,
haciendo caso a su corazón,
la liberó con un beso de amor...
¡Y cuan feliz sonrió al convertirse en piedra!