Parecemos más muertos que vivos
Cuando en la tierra viva nos consumimos
Y vivimos entre la muerte,
Cuando nos logra alcanzar.
Estoy en un lugar muy equivocado
Esa maldición no ha acabado
Ni en la vida, ni en la muerte
Un lugar correcto me han otorgado.
Corre sangre por las grietas
De la tierra que circula mi espacio
Y miro la naturaleza
De una forma tan distinta.
Mientras tanto mi piel se hunde
En los huecos de mi cuerpo
Y mis huesos se preparan para el frío
Que deja mi carne al evaporarse.
Mi corazón incinerado se riega en un panteón
Donde he sembrado todo el dolor
De los que dicen haber sufrido
El día de mi aparente final.
Mis labios son el polvo que se cuela por mis dientes
Y mis pupilas tan disueltas
Por el vapor de las veladoras, del calor
De una noche de hipocresía.
¡Inocentes! Con flores quieren
Darme una muerte más liviana
¿Cómo pueden pensar que mi espacio vacío
Con un retrato se puede remplazar?
Y en un séptimo piso
Encuentro a quienes perdí tiempo atrás
Y compruebo que nunca me hicieron falta
Porque nunca los pude sacar de mí.
Y nunca pude tener a quienes estaban conmigo
A quienes estuvieron en mi camino,
Siempre tuve a todos y siempre estuve a solas
Porque aprendí que de muertos he vivido.
Todos me recuerdan como lo que pude haber sido
Y nadie piensa en lo que fui,
No sin la melancolía que le quita el valor
Y el pasar del tiempo hace evidente mi supuesta partida.
En las calles que me vieron pasar
Guardo los secretos, el secreto
De las noches en que vuelvo para recordar
Aunque en este plano no significa lo mismo.
Y vemos la muerte no como vemos vivir,
La vemos extraña y sin sentido
Y yo aún no sé distinguir si aún vivo o no
Si siento mucha más vida lejos de aquí.
Y estando en la muerte me di cuenta
Que no hay vuelta atrás,
Que la muerte nunca llega,
Que hay más vida lejos de esa.
Bárbara Barrientos