No me vengas a decir que tienen bruma
los recuerdos que transitan por la casa,
esos fiscales del ayer que se empecinan
denunciar nuestros fracasos
con vendimias de nostalgia.
Se que los gorriones que acunaron
tu sonrisa
volaban en paisajes cotidianos,
con cigüeñas viajeras, con tempestades
en calma y ostentaban casi siempre
desnudeces de invierno las mañanas.
Y le hablaban de tu al campanario,
al viento, al pregonero que no atina
comprender
por que partieron los geranios.
Te conozco desde que el sol
se posaba en tu sonrisa, la luna
entre tus sueños y el mar
cabía en la palma de tu mano;
cuando de pétalos marchito fabricabas
ilusiones,
cuando tus mejillas olían a membrillo
y era un regalo de Dios-aún lo es-
las caricias de tu madre.
Autor…Rafael Elías Huerta